Hoy, proemio de agosto, a las cuatro con
trece, vengo a decirte, papiro en mano, que contigo no hay metanoia ni
sacramentos que valgan, no hay verbos suficientes con que pueda hacer malabares
ni adjetivos que puedan mirarte directamente a los ojos, como desafiándote. No
hay símiles con tu nombre. Y no quiero que los haya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario