sábado, 17 de agosto de 2013

Espectador

Me regocijo entre el sexo de los adioses,
amo en el cristal turbio del mañana, el reflejo insípido,
siete mil espadas en el cuerpo de Atlas,
acusado de traidor contemporáneo, de rabias y conejos,
dos pechos rotos y miradas en cada vórtice del mapamundi,
una herida cotundente justo en medio del contagio,
sociedad senil y alexitímica, traficantes prejuiciosos,
les faltó apuñalarme las manos cerradas
y la frente sicalíptica.


No hay comentarios:

Publicar un comentario