Leucemia entre líneas, quién dice que el
asesinato no es un arte, gavetas de caoba en medio del desatre palestino lleno
de cartas suicidas, marcos negros al borde de fotografías roídas de algún
presentador radial, manchas de vino en los pantalones atermados, monedas
tardías y sin idea de en qué siglo estamos, placeres infinitos, el matiz
individual que solemos quemar sobre universidades opacas, pensemos en voz alta,
todo estos nos interesa muy poco, muletas de mentira y tirantes medio locos,
«no hay respeto por los ancestros», juran y rejuran, Calambo, paseo por en
medio de los Campos Elíseos, el turismo de Dante y la génesis arbórea de
cierto cansancio en trenes, quiero ir a todos los museos, acabar tintas,
remendar memorias, ¿cómo define la sociología esto?, monólogos crueles e
irreparablemente enumerativos, todos se ríen y cambian de color pero yo sigo
queriéndote en escala de grises, así, muy poco listo, déjame que te conquiste
los sueños, que matice tus errores hasta convertirte en un busto de más de tres
metros de altura, sé hedonista solo conmigo, Charleston, cardenales hasta en
los huesos, alexitimia, eco, eco.
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