sábado, 3 de agosto de 2013

Sostenme

La escuálida anatomía del poema
vista por una prostituta que siempre quiso
ser ninfa y dríade, vista por un hombre obeso
que gustaba de polos negros y desnudez rubia,
la poca fuerza del puño artístico,
costra de talentos, la luna asesina
vista por una vida cataratosa que ostenta paisajes,
el poema cruel, la metanoia para otra tarde
en la que nadie se muera, en que tu abuelo
no intente escapar del hospital, en que no lo amarren,
en que el miedo no te golpee las paredes,
para otra tarde con menos volumen y ácido,
para otra tarde las mentiras y los diminutivos,
los nombres embrollados de flores sobre el agua
que soportan más de cuarenta kilos, y,
joder, nadie que conozco cierra los ojos
aún, y ahora, contradiciendo todo,
escribo con lápiz negro que no siempre
las primeras veces son buenas.

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