a las otredades
y por primera vez
las lágrimas caen
como una grieta
indiferente y serena
por donde salen harpías
ortodoxas imperdonables
que te desgarran las paredes
e inhalan entero
el perfume de tus labios
las navajas en los iris
el salitre en las punzadas
todo sin juntar las cejas
porque ni tiempo tuve
de amarrarme los cordones
mientras mi madre
me excomulgaba.
todo sin juntar las cejas
porque ni tiempo tuve
de amarrarme los cordones
mientras mi madre
me excomulgaba.
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