Y es macanudo
cuando mi pulgar roza
el torbellino que tienes de cabello
para tocar tu oreja de pléyade
y tu boca
que destila pelícanos
en la ciudad de las caricias.
jueves, 7 de febrero de 2013
Vamos a especularnos por miles de años
para poco a poco quedar con la cara
de cara al sol,
inhalando y exhalando / inhalando y exhalando
inhalándo
te y
exhalándo
te
porque eres mi submarino a rayas
y mi ninfa del mar que erupciona
(el mar no; tú)
hasta que empieza a llover porque te quedaste callada
y dejaste tus rizos pardos
junto a mis versos tristes.
para poco a poco quedar con la cara
de cara al sol,
inhalando y exhalando / inhalando y exhalando
inhalándo
te y
exhalándo
te
porque eres mi submarino a rayas
y mi ninfa del mar que erupciona
(el mar no; tú)
hasta que empieza a llover porque te quedaste callada
y dejaste tus rizos pardos
junto a mis versos tristes.
martes, 5 de febrero de 2013
Felina avinagrada,
pintada vieja de martes,
ulular surrealista de carnavales,
mi Daliana
entrenas famas
para que nos arranquen las cabezas
¡pero qué olor tan diamante!
giras y me fractalizas
bajo la mirada de los espectadores
que se deleitan viendo
cómo valerizas todo a tu paso
(porque tu nombre es mi verbo)
con tus lomografías
(porque tu nombre es mi verbo)
con tus lomografías
y mi poesía malformada,
porque dijo el dios Batania
que en esta revolución
tenemos que aprender a reír.
lunes, 4 de febrero de 2013
Las palabras acandelabradas, las cuerdas
son muy De la Barca;
ahora toca hablar para todos y nadie
no es vanguardismo, es una mente desordenada
y no creo que a esto se le llame poesía,
porque a los puntos cursivos en las íes las siento muy napoleónicas
y a los epítetos de Homero
quiero que ser los cargue un erizo de oro.
Tal vez sea porque tengo dieciséis
y nadie quiere a alguien
que suelta blasfemias a media tarde
y pinta de rojo la luna
porque se cansó de ver la noche tan en escala de grises.
son muy De la Barca;
ahora toca hablar para todos y nadie
no es vanguardismo, es una mente desordenada
y no creo que a esto se le llame poesía,
porque a los puntos cursivos en las íes las siento muy napoleónicas
y a los epítetos de Homero
quiero que ser los cargue un erizo de oro.
Tal vez sea porque tengo dieciséis
y nadie quiere a alguien
que suelta blasfemias a media tarde
y pinta de rojo la luna
porque se cansó de ver la noche tan en escala de grises.
Hablando claro
Víctor (¿Hugo?) se acabó (ojalá)
en el peor momento (creo)
en el que pudo haberse acabado (o empezado)
cuando todo estaba ya mil metros
bajo (sobre) tus cejas arqueadas
y los bajos que no sonaban como bajos
sino como los ángeles del juicio final
en una canción de los Rolling Stones
y ya no hay ni alcaldeza.
Víctor (¿Hugo?) se acabó (ojalá)
en el peor momento (creo)
en el que pudo haberse acabado (o empezado)
cuando todo estaba ya mil metros
bajo (sobre) tus cejas arqueadas
y los bajos que no sonaban como bajos
sino como los ángeles del juicio final
en una canción de los Rolling Stones
y ya no hay ni alcaldeza.
domingo, 3 de febrero de 2013
I
Regresas
cuando los saxofones
ya se cansaron
de regalarle
sinfonías a un sordo;
cuando los habitantes
se revolucionaron y ya no necesitan
una princesa más
por más áurea, caleidoscópica y felina que sea.
II
Susurras, esperando nada
(pero sus labios de pasquín rosal
y su andar de uranio
y pupilas tornasoleadas
y dobléguense)
sonriendo ves cómo
las pancartas caen,
los neologismos son aceptados
y las bombas se vuelven del color de tus ojos.
viernes, 1 de febrero de 2013
La parsimoniosa, la pedregosísima,
la que ama poquísimo
y besa mucho menos,
pero cuando lo hace
cien cornocopias marchan afelinadas.
La mil alter egos, la que te quiere holgada, holgadísima,
la que te quiere enredado, furioso, desdoblado
la que te sorprende oliendo sus pasos
como un canserbero.
La mil cabezas, la heraldo negro,
la dueña de las golondrinas de Bécquer
cuyos nidos nunca vi en mi balcón,
por más que les rezara.
La encrespada, la de brazos clemátide
que te envuelven y te dejan caer
hasta que te sientes
un fósforo solitario en un mundo de vértices.
La que no dice amén,
sino amen,
así,
sin tilde.
La acertadísima, la luz del sol donde el sol la toma.
la que ama poquísimo
y besa mucho menos,
pero cuando lo hace
cien cornocopias marchan afelinadas.
La mil alter egos, la que te quiere holgada, holgadísima,
la que te quiere enredado, furioso, desdoblado
la que te sorprende oliendo sus pasos
como un canserbero.
La mil cabezas, la heraldo negro,
la dueña de las golondrinas de Bécquer
cuyos nidos nunca vi en mi balcón,
por más que les rezara.
La encrespada, la de brazos clemátide
que te envuelven y te dejan caer
hasta que te sientes
un fósforo solitario en un mundo de vértices.
La que no dice amén,
sino amen,
así,
sin tilde.
La acertadísima, la luz del sol donde el sol la toma.
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