sábado, 3 de agosto de 2013

Derivación

La sicalipsis, la lanza del sexo esgrimida
contra la cordura y las buenas formas, siglo XIX,
mi madre me educó en un nido
y me alimentó boca a boca con sus prejuicios,
colibríes ensangrentadas,
nunca logré a entender las cruces,
son solo tes alargadas,
el catolicismo debería ser estudiado
por la psicopatología, un transtorno obsesivo
y ansias encriptadas de violación,
la sicalipsis, las flores adordando
el rostro escaneado de niñas degollada
bajo la mirada del Gran Halcón,
you shook me all night long,
sí se entienden las alegorías,
lo cual diagonalmente dudo,
estereofonia hippie y escudos policiales,
banderas en el pecho arrancadas sin deuda
ni culpa alguna, reemplazos apátridos
y un par de jovencillas inmortales menos,
lentes de sol en invierno, la sicalipsis,
pisadas repetidas, los faros sin luz,
terrorismo ochentero,
falta de memoria, pero no es razón
para odiar toda la gama del rojo,
la sicalipsis, deja de temblar,
todo esto es bueno,
enumera y fuma, cuenta,
uno, dos, tres, yo, ojos,
te labios los muerdo,
falsas cadenas alimenticias,
y así se van llenando,
mientras cambio cada soundtrack 
por un verso, bailando desesperación,
Ian Curtis, tu turno,
se llena todo, se llena,
se rebalsa,
¡y puf!
Como Oliveira, la muerte.

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