Qué placer al tamborilear contigo llenos de nicotina
y pequeñas dosis de suicidio, con alto grado de aferración
a gatos y canciones a blanco y negro;
al edificar recuerdos de alquitrán que nos hará toser tequieros
hasta agotar el léxico español; o simplemente
al recordar warholianamente tus asimetrías
cuando lanzaste nubes a los iris poco obvios.
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