7:56. Cruzo los ahora peligrosos umbrales
universitarios. Me pregunto si estarás sentado en aquellos troncos color menta
artificial o en las banquillas de Letras o con los pies suspendidos en el aire
sobre la escalera desde donde vemos el mundo. No estás por ningún lado. Me
siento a esperarte mientras leo Los años con Laura Díaz. Ya llegarás, lo
sé.
8:19. Tras sopesar por mucho tiempo la
idea de llamarte o no, a fin de no parecer desesperado, me inclino por las
telecomunicaciones debido a las ansias de tu cabeza en mi muslo derecho. Dices
que ya llegarías. Sonrío. El sol comienza a brillar con mucha más fuerza. Qué
caprichoso y ligado a Francovsky está el clima.
8:23. Veo que entras con esa caminata
cansina y un poco harta. Sospecho que puedes estar en tus momentos de
abstracción y rechazo a la realidad. Finjo que no te he visto, no quiero que te
des cuenta de mi poco sana obsesión con mirar tu figura desde lejos. Saco el
libro de mis ojos cuando ya estás lo suficientemente cerca como para besarte.
Lo hago. Apoyas tu cabeza. Un estremecimiento recorre mi médula espinal.
Sonrío. Sonreímos. Y las sombras anteprimaverales allí, innovando tus
facciones.
9: 35. Sé que te diste cuenta de mi
necesidad de un Lucky tabaco puro, así de bien me conoces. Los buscamos en los
quioscos aledaños. Nadie los vende. Decimos las mismas groserías al mismo
tiempo. Encontramos. A los cigarros y a nosotros. Al regresar, encontramos a
Monikoff en medio de la pista.
10:00. Prendemos el primer cigarrillo. El
encendedor es rosa y no funciona. Usamos el mío. Miramos las nubes que se
mueven velozmente. Enciendo el reproductor. Al Bowlly. Monikoff nos inmortaliza
por mientras.
12:02. Monikoff se va con su novio y le
deseamos muy buenas salenas. Solos otra vez, siento los estrechos del mundo
juntarse. «Te quiero», dices. «Muchérrimo», respondo.
01:14. Quieres tomar helado. Yo quiero
tomar el instante en que me besas entre las manos y meterlo en una jaula
oxidada, de donde nunca saldrá. Caminamos hasta el centro comercial.
Intercambiamos bromas y pequeñas frases. Casi al llegar se oculta el sol junto
con las ganas y los besos veraniegos.
01:48. Llegamos al campus de la mano.
Siento que me importa muy poco lo que Babla, Manoeunuca y Rody tengan que
decir. Nos tendemos al pasto, nos abrazamos, nos pertenecemos.
02:17. Regresamos a la abandonada
buhardillita provisional y prohibida, para unos abrazos como solo nosotros nos
sabemos dar. Y lo demás es para las cartas.
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