jueves, 18 de julio de 2013

La mitomanía se acaba

Entonces tu madre te pregunta
hijo, qué has hecho hoy
y tú quieres decirle, letra por letra,
lo que hiciste con Francovsky y
sus ramecundillos buffandas
con doble efe y verde y rayas
más los cabellos alborotados,
quieres decirle que eres endógeno,
que eres meteorito cuando estás con él,
que el hiperbolismo no tiene antecesores
y viaja dejando estelas terroristas por el camino
cuando se trata de Moro y sus recitales,
con ambigüedad incluida;
quieres decírselo, y abandonar el raciocinio prejuicioso
y las guerras autodeclaradas en contra de, bueno,
en contra de una fracción de todos.

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