La fiebre de que nos vean
los cuarenta grados de qué pasará
con nosotros, qué haremos
con todo esto, cómo es que
acabará, si con fuegos artificiales
o saxofones desolados
en la acera neoyorquina
desprovista de hipopótamos y cangrejos,
de sanmarquinos y misóginos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario