martes, 23 de julio de 2013

Sueños ordinarios camino a tu casa

Antes que me olvide. Soñé difusamente que iba a tu casa por las paranoicas ansias de verte: crucé por lo menos una veintena de puentes y callejuelas pútridas y basurales antes de llegar a una bajada frente a un Plaza Vea, rodeado por un bosque. Caí en cuenta de que el bus no pasaría por tu casa. Bajé ansioso de allí, pues estaba asustado, perdido: era la primera vez que caminaba por esos lugares. Me proponía subir entre los ficus, cuando tres jóvenes se me acercaron; pude vislumbrar el destello de una navaja entre los pulgares de uno de ellos, además de algunos sobres transparentes de cocaína o algo parecido. Supongo que me golpearon, pues a partir del momento en que el de polera amarilla se acercaba a mí, todo se volvió neblina y confusión. Varias horas después, pues era de noche, desperté, y tenía un libro y un estuche en la mochila: era un poemario de César Moro y un CD de Amelié. 

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