jueves, 18 de julio de 2013


I
Como si fuera posible no detenerse cada pocos segundos para psicoanalizar su rostro y sus lunares, sus onomatopeyas hormígeas.

II
Mis lentes se han inclinado, al igual que todas las demás cosas.

III
¿Quién fue el idiota que inventó el tiempo?

IV
Aun así tengo frío. Más entrelazamiento, por favor.

V
Lilí Ann se sentó muy cerca. La vi muy peliparda y chalina. Estuvo leyendo a Sartre y hasta mi asiento de madera pude escuchar la música de sus audífonos: si no me equivoco, era Yann Tiersen.

VI
Qué horrendo resaltador.

VII
Lo malo de besarte es la dependencia sobrehumítica.

VIII
Y pensar que yo nunca empezaba nada, hasta ese momento.

IX
Un par de cardenales en las piernas por intentar sacar el canarillo verdusco del eclipse de mi cuarto, del agujero negro de las rejas.

X
I am the walrus.

XI
Me memorizaré a la perfección la toponimia de tus lunares.

XII
Chicas con banderas inglesas en las agendas, botas camel hechas por millares para dar individualidad, blusas tersas y transparentes con tristes aves afásicas impresas con alguna tinta barata y cabello perfectamente liso sin sinapsis alguna.

XIII
Escribir tu nombre con crayones, Francovsky, Francovsky, e ir llenando así toda la hoja con asimetrías e intermitencias multifacéticas.

XIV
Cuánto voyerismo.

XV
Contigo todas las palabras compuestas.

XVI
Hoy me siento muy entreverado: minimalízame.

XVII
Me gusta ser zurdo.

XVIII
Eso es lo que eres, una anacronía.

XIX
No lo sé, mis utopías son completamente imperfectas.

XX
Como conclusión, terminar con las dos equis bien tipeadas y gallardas.

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