I
Quedarte sentado hasta que terminan los créditos de las películas y comienzan a limpiar para la próxima función, entonces hallar un sitio muy cómodo en medio de dos sillas retráctiles, tan ovillo, tan compacto, tan .rar hasta que terminan la faena y prenden el proyector. Recién allí levantarse y disfrutar de otra historia, esta vez de Amelie y su metafísico soundtrack. Y quién sabe, tal vez después La naranja mecánica.
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