Predigo mi muerte
-como Vallejo-
escenarios
un safari en altamar
una campaña bélica
en el desierto
un aquelarre de polvo de estrellas
hasta la asfixia
un batallón de gendarmes
una rota vía férrea
un par de docenas de grados richterianos
un aneurisma matutino
un desvío de pegasos
una castración del Tártaro
y predigo mi muerte
-como si algún día
fuera a tener
más de dieciséis años-
predigo mi muerte
y después de todo
el hartazgo y el lodo
se me ocurre lomográficamente
un día soleado
de onanismo en los andenes
una calle repleta de capulís
pero el telón de atrás
siempre negro, negro.
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