Quizá la porfía y los enredos narcicistas
en que nos hemos enlistado durante nuestros cansinos tranvías
se hayan encontrado con las distorsiones hechas añicos
por la parturienta estocada en el ojo de los nóbeles
el aquelarre pancreático de borbotones apestados de quejidos
la furibunda esgrimia que penetra las edades
y por eso nuestros desnudos periódicamente hidras y cabezas
muerden ahora los glandes cercenados
de las estuatillas ateas a las que vistieron con sotanas.
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