lunes, 16 de septiembre de 2013

Días y días

Con esta bipolaridad climatológica nadie puede enamorarse bien. El lunes espera uno toparse con ventanas adamantinas en medio de un diluvio digno de esos divinos genocidios premeditados que tanto corren de bocas y resulta que casualmente ese mismo veintiséis Apolo decide dar un caprichoso paseo por entre los abetos sanmarquinos, o, por el otro lado, el jueves uno despierta con el sueño de un soplo verdorado en la boca y no encuentra más que cristales empañados con los suspiros de las musas. 

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