Ya no
quiero metralletas:
es época
de rosas, de salvajes ambonios,
de los
sústalos exasperantes de Florencio.
Es tiempo
de suaves vientos, de las flechas de Apolo,
de las
telarañas descolgándose de los poemarios de amor.
Ya no
quiero genocidios:
ahora es
tiempo de abundantes preposiciones
y de
proposiciones también,
tiempo de
enredaderas en las piernas
y pasajes
detallados de Bécquer.
Ya no quiero nada de este puto mundo:
ahora es tiempo de Milene.
No hay comentarios:
Publicar un comentario