jueves, 7 de marzo de 2013


Porque leí en un artículo perdido 
que de los genocidios llamados concursos de poemas 
solo se eligen los que dejan espacios en blanco, los baquianos
y caí en un estado de tensión crónica:
mis músculos se desgarraron de hormonas,
mis bisontes murieron de insomnio
y mis peces se ahogaron petróleo;
entonces decidí con la nariz más martir que pude fingir
que no iba a cambiar mis versos adversos
ni las frases que tarde o temprano desembocan en ti 
por hacerlos conjeturar acordeones desfondados,
pues mi esencia debe ser leída así, como sea, howevs, apátrida, procariota,
dependiendo de tus posiciones y tus auto-reglas,
de tu edad y tu sexo no importa, que en la poesía
todos somos tratados con la misma crueldad
de realismo mágico.

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