jueves, 7 de marzo de 2013


 No sé qué decirte, Milene, 
porque te veo tan Frida a diez milímetros míos
deshaciéndote la trenza, manos de princesa en decadencia, jugando con los enredos fulgentes
tan inestable con tus blusas arrugadas que te dan ese aire quijotesco que me estrangula el viento
y siento que irradio adrenalina y las palabras se me enredan y Milene solo te has besado una vez conmigo
pero ya siento que eres mi eterna vid oceánica,
y ya se acaba, todo se descascara, esto es un cataclismo 
porque no veo los ojos rasgados que siempre me tuvieron preocupado
ni los lunares que eran mapas de tesoros más refocilados que tus ojos tan seda 
pero que hacían que se me escurran las hidras
cuando proyectabas tus embelesos sobre mí,
quien solo se ha besado una vez contigo pero ya cuenta con un historial de poemas tuyos
que supera los cien faisanes junto a sus plumas bolcheviques.

Y sigo sin saber qué decirte, Milene,
porque el español no te llega ni a los talones.

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