miércoles, 13 de marzo de 2013

La maldita trampa para osos del carpe diem, del regret later,
del café,
la maldita línea en la palma
de las vocaciones, de la terquedad fraternal,
de los inicios, de los finales
y la maldita tensión
en los intermedios,
los malditos parásitos agrupados en congresos,
durmiéndose, 
jodiéndonos,
resquebrajando los aviones
y quemándonos
los malditos sesos.

Y gritar
y sacudirnos el desmonte,
engañar la trampa para osos,
cortarle las manos a lo que nos enseñaron
primariosos y colegiales.

Desenterrar, cerebro desnudo,
la poesía sin orden. 

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