del café,
la maldita línea en la palma
de las vocaciones, de la terquedad fraternal,
de los inicios, de los finales
y la maldita tensión
en los intermedios,
los malditos parásitos agrupados en congresos,
durmiéndose,
jodiéndonos,
resquebrajando los aviones
y quemándonos
los malditos sesos.
Y gritar
y sacudirnos el desmonte,
engañar la trampa para osos,
cortarle las manos a lo que nos enseñaron
primariosos y colegiales.
Desenterrar, cerebro desnudo,
la poesía sin orden.
Y gritar
y sacudirnos el desmonte,
engañar la trampa para osos,
cortarle las manos a lo que nos enseñaron
primariosos y colegiales.
Desenterrar, cerebro desnudo,
la poesía sin orden.
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