domingo, 13 de octubre de 2013

De los doce años

«Amaos los unos a los otros»,
nos dijeron hasta el cansancio
en el retiro en la iglesia tercermundista,
nos gritaron llegaron a golpearnos
con el apenado judío mirándonos desde lejos,
incluso lo escribieron en las ostias
que diariamente tragábamos
como si sus cuerpos simbólicos
no fuera más que aperitivos,
nos recitaron a Jesús
y no a Verne,
tarde tras tarde,
mientras nos preguntábamos
por qué Artaud, por qué,
mientras descubríamos el mar
y Francia en instantáneas de hace varias décadas,
tal vez fue tu concupiscente genialidad,
nos quisieron en sotanas,
blanquísimos, sin golpes en el cuerpo,
nos quisieron gritándole Aleluya a las nubes, también,
y a la DC Cómics y los ojos cerrados,
y henos aquí, henos aquí,
despotricando contra todo, nínfulas del mundo.

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