domingo, 30 de junio de 2013

A aquellos

A aquellos quienes en un intento de ser supernovas y palíndromos de oro y estaño terminaron colisionando con Herculubus, cargándose a mil kilómetros por macosegundo toda una colonia hippie emergente en Saturno y provocando la ralentización de toda la raza humana, quienes, construyendo muchas más torres siamesas, descuidaron a aquel cronopio desgarbado, garabato y chaplin que hacía de las suyas mientras todos fijaban sus ojos periféricamente en vez de mirar en retrospectiva hacia sus propios núcleos. Y lo del macosegundo fue adrede.

A aquellos quienes sostienen el cortaúñas de manera suicida y amenazante y poco a poco lo van acercando a su dedo anular derecho, con los ojos desorbitados, quejidos glotales y un par de anfetaminas, en el afán de provocar una explosión desde dentro, como las lágrimas que se diluyen en la sangre femenina, espesa y carnosa que fluye de sus muñecas, pues decidieron cambiar de objetivos y no les alcanzó el tiempo para terminar el último HIJOS DE PUTA de los trece con que se despidieron de Esparta.

A aquellos quienes disfrutan de adherirse lobotómicamente a alguna parte aún no estudiada a ciencia cierta del cerebro y pincharte con garrillas curiosas y etéreas con el fin de implantar un par de pelotitas moradas que harán de tu vida un infierno musical, saltamóntico y apresurado.

A aquellos quienes se encuentran catatónicos, contando los segundos que restan para acabar con el funambulismo altamente mortal que los acompaña desde que terminó el verano y cayeron en cuenta de que era necesario un encuadramiento metafísico de sus pensamientos, porque ya nada tenía órbita.

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