En realidad
la idea nunca fue
resistir juntos el ocaso.
Sino dejarnos abrasar
por los paroxismos
en que se inmolan
ambos sures.
Allí donde bebemos
de la corteza
de las hiedras venenosas.
Donde dibujan horcas
los niños.
Y les muerden los picos a las aves.
La idea.
Siempre fue el viacrusis.
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