Alguna vez sabré encontrarte.
Y voy al carrusel de los arcabuces oxidados
a ver si estás en la punta de una bala.
a ver si estás en la punta de una bala.
Araño la tierra hasta sangrarle los decálogos.
Revuelvo las agujas hasta dar con la paja.
Hago latir nuestra mi epidermia.
Tendonizo hasta tu monocromía.
Porque alguna vez
sabré encontrarte.
sabré encontrarte.
Y, sí, nada, Franco.
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