viernes, 1 de noviembre de 2013

Adlátere

No sabe el barbirrubio querubín
que sus alas
-ahora llenas de humo,
mierda de paloma
y balas perdidas-
están sostenidas
por esas pelotas de acero
con que juegan soccer
las divinidades
y no hacen
más que ensanchar la reyerta
entre los medios
y los basurales.

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