sábado, 9 de noviembre de 2013

Flora disimulada

I
Un cigarrillo
después el sol 
y las camisas remangadas
el atajo 
la pequeña taberna del roce.

II
Levantamos restos 
de nuestra existencia
con cada paso 
que nos aleja más 
de la estática cordura.

III
Nuestros pies 
dibujaron líneas paralelas
y las hemos descontado 
y nos hemos detenido
al ver, al vernos, averno.

IV
Divisamos la fortaleza más grande 
y la hicimos nuestra
conjugando nuestras mañanas
solitarias por cierto 
frente a la criptogamia. 

V
Porque es en derredor
donde se sostienen las agujas 
los alfileres 
las lanzas espartanas
de la flora perdida.

VI
Y prometimos volver allí
y mirar cómo 
se suicidaba la infancia 
pendiendo del hilo más lúgubre
de las hachas.

VII
Pero no encontramos nada
salvo al amor cercenado 
allí donde se pierden
las espinas 
y los estuches. 

VIII
Así que voy a encallar 
en medio del desgaste 
e intentaré abrazar 
el fálico fruto 
del árbol del camino. 

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