martes, 21 de enero de 2014

Solfeo de hímenes en quiebra

Niñez de lolipops
algodones 
extáticos 
llenos de madres y padres 
y tíos y abuelos 
y colibrís, joder, 
pensabas que Bataille 
era un osillo de felpa
la niñez más sombrera y Varsovia
que alguien haya tenido

Dieciséis años de trafalgares 
fueron rieles 
y se reían las rieles 
con corona de virrey aterrado 
gemía mandamientos 
no aprendías nada 
si no se trataba de quemar Biblias 
con el más delgado papel 
que hacía recordar
a la trompeta
del juicio final 

Fue allí cuando apareció Francovsky 
y sus embolias fueron mi mate 
sus sequías mis norias
sus talones mis fieltros 
sus causas mis efectos 
sus suicidios mis naceres 
sus carreras mis morfeos 
sus palabras
mi agonía. 

Desde allí nada ha cambiado. 

A menos que él lo diga.

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