jueves, 16 de enero de 2014

Rolocondros

Nos teñimos de enero, mi amor, mi Franco: los tajos en nuestra desnudez se lo adjudican con recelosos a las desvariadas carreteras. Entreverados, siempre, cae bien; heterogéneos, diría yo. Pasar un día junto a ti es como mezclar en un lienzo los pinceles transgresores de Schiele con los del más cálido y floripondio Klimt., o, joder, una orgía con Bataille, Vallejo, el Vallejo de Medellín y el más tierno Tólstoi. Nos teñimos de enero, te digo, y eso significa salpicaduras por doquier, indecorosas montañas rusas y rolocondros, rolocondros up there on the bridge, no me olvidaré. 

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