domingo, 14 de abril de 2013

Un delirio cuelga de su antebrazo, va dejando estelas por la autopista,
a veces le pierdes el rastro, a veces se deja poseer por las intermitencias,
a veces te espera, a veces te escucha, a veces, a veces.
Se detiene. El mundo se detiene. Los relojes se han rebelado,
los segundos se han declarado en huelga, los meses se han tomado vacaciones
en Francia, los años deciden dejar de producir arrugas, y las viejas contentas,
y los niños contentos (aún pueden vivir entre dragones y palomas), y los padres
y las madres, todos, todos contentos, ah, sublime cansancio de tiempo,
ahora todo es confeti, todo es un rasgo, un vislumbre de todas las eras,
todos los segundos confluyen, esto es un estanque de recuerdos, un mundo
donde Milene es el presente y el pasado y el futuro, donde nadie vive
menos de diez vidas.

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