amordazando mis vilezas
empequeñeciendo los diluvios,
inyectándome tu uranio,
hasta que mi alma/biblioteca/lágrima/Cortázar
se colma de tu esencia/veneno/amor.
Qué te has creído
llevándome de paseo al Peloponeso
de diamante,
a los estrechos de ensueños rojos,
a ver la cúpula de dos sombras
que quieren y no pueden
y quieren y no pueden
y pueden y no quieren
y aman.
Qué te has creído
conjugándome en tu futuro,
convirtiéndome en nada más
que en tu pronombre enclítico.
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