I
Regresas
cuando los saxofones
ya se cansaron
de regalarle
sinfonías a un sordo;
cuando los habitantes
se revolucionaron y ya no necesitan
una princesa más
por más áurea, caleidoscópica y felina que sea.
II
Susurras, esperando nada
(pero sus labios de pasquín rosal
y su andar de uranio
y pupilas tornasoleadas
y dobléguense)
sonriendo ves cómo
las pancartas caen,
los neologismos son aceptados
y las bombas se vuelven del color de tus ojos.
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